Un poco de sindicalismo
Por: María Belén González
Decía Mujica esta semana que los sindicatos no se dieron cuenta que son “el gobierno”. Y nosotros tampoco, pensamos que los sindicatos defendían los intereses de los trabajadores, de la clase obrera o sus propios intereses pero ¿los del gobierno? Nos acabamos de enterar y nos sorprende.
Atrás quedó aquel emblemático año de 1911 cuando, en ocasión de una huelga general, el ciudadano Batlle (así lo llamaban los huelguistas) salió al balcón y dijo a los obreros, que se organizaran, que se unieran, que trataran de mejorar las condiciones laborales, pero que estén seguros que en el Gobierno no iban a tener nunca un enemigo. Agregaba también que los derechos de los trabajadores iban a estar garantidos si las manifestaciones se producían dentro del orden y la legalidad. Batlle en esa oportunidad fue aplaudido por más de mil obreros que vivaban la huelga general.
Después de 96 años, la dirigencia sindical parece estar en una etapa crucial en la que intenta mostrar su apoyo al proyecto político de una izquierda que accede al gobierno por primera vez en la historia y con que está unida por lazos afectivos y programáticos, pero el desafío más importante del sindicalismo uruguayo está en dar respuesta al problema de relacionarse con una sociedad crecientemente fragmentada, que presenta desde hace algunos años, los primeros síntomas de desintegración. Esto lleva a una clara disociación entre las normas clásicas defendidas y sus intereses como organización.
El desafío del sindicalismo hoy es re-posicionarse como un actor fundamental en la sociedad uruguaya. De cómo enfrenten estos desafíos dependerá de cómo será la dirigencia sindical de los próximos años. Pero muchachos, tengan claros los papeles, por lo menos en temas sindicales no escuchen al ministro Mujica, no sean genuflexos a los intereses del Gobierno. Ustedes, defienden a los trabajadores, sean verdaderos representantes de los obreros, pues ustedes, son los trabajadores.
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