COMO TE DIGO UNA COSA, TE DIGO OTRA: La última perlita de las contradicciones frenteamplistas.
Por: José Ignacio Amorín del Campo
Como es notorio y de público conocimiento, el bolivariano presidente Chávez dio un ultimátum al MERCOSUR. O adhieren todos a la inclusión de Venezuela en menos de tres meses, o Venezuela se va. Para el fideliano Chávez, el Mercosur está "signado por el capitalismo y la competencia feroz". Por lo tanto, agregó: "No nos desespera entrar a un viejo MERCOSUR que no quiera cambiar. Si no podemos entrar a Mercosur porque la derecha brasileña tiene más fuerza, entonces nos retiramos". "Si ellos no quieren que nosotros ingresemos al Mercosur, no tenemos ningún problema. Yo, incluso, soy capaz de retirar la solicitud".
Más allá de humildemente recordarle al presidente ad infinitum, que, salvo Cuba e incluida su bolivariana nación, todo el mundo es capitalista, sus declaraciones no merecen más comentarios. Porque, increíblemente, no son sus dichos los que nos sorprenden (ya lo conocemos), sino las repercusiones que tales palabras tuvieron en nuestro gobierno “progresista”.
Otra vez (y van…), desautorizaron al pobre ministro Gargano. Esta vez fue Astori, que dijo no ser partidario de la presencia en el MERCOSUR de Venezuela. Para el Ministro de Economía, Venezuela en el Mercosur es "negativo" (sic). Para Astori no es bueno el estilo “confrontativo” de Chávez.
Recordemos que Astori es parte de la fuerza política que enarbola la bandera de “más y mejor MERCOSUR”. Pero para Astori, en todo este tema de Chávez, el bloque en sí es un tema secundario. Lo que le preocupa es que el ingreso de Venezuela nos complique un acuerdo de comercio con Europa.
Aquí aparece en escena el socialista Gargano, al que realmente sólo le interesa tener relaciones comerciales con el MERCOSUR (incluida Venezuela, y si además está Cuba, mejor). A Gargano no lo tienta un acuerdo de comercio con Europa – o por lo menos, prioriza a los países miembros del MERCOSUR – y le tiemblan las rodillas ante un acuerdo comercial con los EEUU, llámese TLC, TIFA, ABC, o la sigla que cada uno elija-. Y, como están dadas las cosas, resulta que el que tendría que opinar y decidir en estos temas, es Gargano. Pero nuevamente, fue desautorizado. No es la primera –ni será la última - vez que ésto sucede. Recordemos cuando dijo que "no sabía nada sobre la visita de Bush a Uruguay”, o su frase más célebre: “A mí nadie me consulta nada, yo sólo estoy acá, pero los que deciden son ellos”. Esto sin contar la hilarante afirmación del ex asesor presidencial, Esteban Valenti: “Las opiniones del canciller de la República en política exterior tienen cero importancia”.
La contestación de Gargano en un primer momento fue "Vázquez quiere a Venezuela en el MERCOSUR". Léase: Yo sé que mi opinión no interesa, pero Tabaré -que es un tipo importante- está en desacuerdo con Astori. Después dijo: "No opino lo mismo. No tengo la misma manera de ver las cosas. Es una manera de ver las cosas. Cada uno ve las cosas con el color de cristal con que las mira. Yo miro con el cristal mío, que es transparente, claro. Tan claro que no lo uso". Entonces aparece el embajador de Venezuela, Franklin González diciendo que "no aceptamos que la posición de nuestro gobierno y el pueblo sean denominadas confrontativas".
Tabaré Vázquez, silencio de radio.
Tengo un millón de preguntas a raíz de este incidente. Desde la más nimia: ¿Cómo puede ser que Gargano no se canse de ser el tonto del cuadro?, a otras más profundas y preocupantes, a saber: ¿Quién lleva las riendas de la política exterior del país? ¿Quién se hará responsable de tantos desaciertos? ¿Por qué no ponen un Ministro que esté de acuerdo con los intereses capitalistas – proimperialistas de Astori? ¿Por qué no se consultan antes de hablar? ¿Qué ideas y principios tiene el Frente Amplio? ¿Las de Astori? ¿Las de Mujica? ¿Las de Gargano? ¿Tendremos que esperar a 2009 para que este país vuelva a tener un rumbo?
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