El Ministro Lepra y La Texaco

Se sabe que ANCAP quiere comprar la red de estaciones de servicio Texaco. Más allá que el “negocio” es para un análisis profundo que dejamos para otra oportunidad, si viene al caso el hecho, pero mucho más que ello, las actitudes, del actual Ministro de Industria, Energía y Minería.

Es que el actual ministro es el mismo que fue gerente general de Texaco para Uruguay y Paraguay hasta que quedó desocupado hace unos años. Cuando detentaba tal cargo abogaba por la liberación en la importación de combustibles, la liberalización en el precio de los mismos, la caída del monopolio de ANCAP y todas las acciones conexas y coherentes con ello que el lector pueda imaginar.
Ahora que se convirtió en ministro del Frente Amplio, ni pía, es más firma decretos, proyectos de leyes y defiende las “ideas” en el Parlamento, cuando ANCAP y UTE, que en cierta medida están bajo su mando, ejercen una política del más profundo centralismo y dirigismo estatal. Es más, propone leyes que acentúan el monopolio, la concentración de las operaciones, la burocracia y la discrecionalidad de los Directorios de turno, dejando de lado todo intento de desregular el mercado y promover la competencia.

Es cierto que manejar Texaco Uruguay era y es muy fácil. De hecho lo único que hay que hacer es levantar el combustible en la planta de ANCAP, bueno o malo es lo que hay, a un precio ya establecido, dejarlo en la estación de servicio, y venderlo a un precio también establecido. O sea, se administra una concesión estatal con buen margen de rentabilidad y nada mas. Pues bien, de todas maneras, el actual ministro bregaba por otras reglas de juego, a tal punto que fue a plantearle personalmente al Ministro Bensión que liberara toda la cadena de combustibles, que el precio del mismo bajaría y toda la serie de bondades que de ello se desprende. Seguramente apostaba a que en competencia Texaco podía mejorar su rentabilidad en base a su capacidad de competencia frente al precio del monopolio de ANCAP. La Administración Batlle estaba afín a tal propósito, e hizo esfuerzos para ello, naturalmente que no por el pedido, sino por su propio convencimiento desde varias décadas atrás. Lamentablemente la crisis influyó para que la ley aprobada fuera rechazada por el cuerpo electoral. Pero ahora el Ministro tiene en sus propias manos hacer lo que antes pedía a las anteriores autoridades ¿cambió de credo?, ¿le explicaron que estaba errado en sus cálculos?, ¿estaba equivocado antes?, o es mera conveniencia para mantenerse en un cargo que siempre deseó y jamás pudo acceder. ¿Es la misma persona que se presentaba a poco menos que exigir la liberación del mercado?