La Reforma que no es Reforma

Por: Mauricio R. Antúnez

El gobierno de izquierda viene planteando desde que asumió una batería de medidas que poco hacen para el bienestar de la población. A primera vista se puede observar que este gobierno lo único que quiere es hacer cosas que poco le agregan al crecimiento a largo plazo del país, pero dejan una impronta negativa para el futuro.

Las “ansias” de hacer “algo diferente” (aunque sea malo), que se presente a los ojos del común, como un “cambio de rumbo” es simplemente teatro para que cierta gente que los votó quede satisfecha.
 
Como las “mentes brillantes” abundan en este gobierno, a alguien se le ocurrió la deslumbrante idea de “reformar del Estado”, pero en vez de achicarlo para que no pese tanto a la población: ¡lo agrandan! La OPP propone “un tercer nivel de gobierno nacional, con creación de municipios en localidades mayores a los dos mil habitantes”, junto a esto se empezó a esbozar ¿cómo pasar del plan de emergencia al plan de equidad?. Se habla también de participación ciudadana (a la luz del “rotundo éxito” del llamado “presupuesto participativo”) y de descentralización.

Seamos sinceros, ¿no es posible mediante las nuevas tecnologías llegar a cada pago del país sin agrandar el Estado? Nosotros creemos que si, y que realmente es a lo que se debe apostar, que cada uno desde su localidad vía Internet pueda sacar sus facturas, hacer reclamos, sacar la constancia de nacimiento, y tantos otros trámites burocráticos, hoy todo es posible.
 
También se quiere “rejuvenecer” el Estado, el Frente pide “sangre fresca”, cosa que va a estar brava ya que la fuerte emigración desde el 2005 hasta la primera mitad del 2007 alcanzó aproximadamente las 49.000 personas que en su mayoría son los más jóvenes y los más capacitados.

Y la frutilla de la torta… si ven que necesitan cambiar la Constitución para hacer su reforma (en la que seguramente esté incluida la re-elección), lo van a hacer. La Constitución también va a ser cambiada para agregar nuevos cargos, dejando de cumplir su rol fundamental, que este gobierno desconoce, que es el de ser el cuerpo de derechos, garantías y obligaciones de los habitantes de la República y del propio Estado; reiteramos nuestra convicción de que la Constitución de la República no puede ser el mero depositario de los deseos “iluminados” de un grupo de funcionarios deseos de aumentar sus cuotas de poder.

Siempre hay que preguntarse para qué queremos las cosas y a qué pretendemos llegar con esos cambios. Queremos una reforma que “montevidianice” al país en “centros zonales” que poco hacen y mucho cuestan. No sería mejor acaso una reforma en la que se plantee la creación del Primer Ministro que sea el verdadero conductor del gobierno y garantice la gobernabilidad desde el parlamento nacional, dejando la institución Presidencial en la Jefatura del Estado por períodos prolongados y que sea garante de estabilidad institucional.

¿Para qué queremos alcaldes? , es más, ¿Para qué queremos 19 intendentes? en un país donde nos conocemos todos y que cuatro o cinco regiones pueden resolver los problemas de igual manera que las 19 intendencias pero con un gasto menor.

Creemos que estas cosas son las que hacen al país del hoy, para forjar el país de mañana y que la mal llamada “reforma del Estado” que plantea hoy el gobierno es un error de más que garrafal.