Sindicalistas "V"

La central obrera se muestra servil a los intereses del gobierno, afirmando su corporativismo fascista

Este martes el PIT-CNT convocó a un “contraparo” en respuesta a la medida de fuerza tomada por la Gremial Única del Taxi (CPATU) y la Federación Uruguaya de Taxis (FEUTAX) reclamando la devolución del IVA en el gasoil y demás insumos de los taxis, la continuación del régimen de pequeña empresa y la mantener la exoneración de los aportes patronales.  La central sindical decidió que la medida de paro general parcial se tomara entre las 10 y 15 honras con concentración en el Palacio Legislativo, bajo el lema "Para que los más infelices sean los más privilegiados, a defender la Democracia", dijo el Ejecutivo de la central obrera en un comunicado. El dirigente del PIT-CNT Luis Puig, señaló en declaraciones a radio Sarandí que se busca "defender la Democracia" del país, ante una serie de eventos "impulsados por la derecha para chantajear la democracia". Puig explicó que el paro del PIT es contra la movilización que impulsan algunas gremiales empresariales en un intento de "desestabilizar" el país. Además, entre otras razones, señaló las reuniones entre militares y políticos, las críticas a la Justicia por el tema DDHH y a los consejos de salarios por parte de los empresarios.
            Esta medida es una clara demostración de la firme alianza que hay entre la central obrera y el gobierno –manifiesta en las candidaturas de las pasadas elecciones-, las medidas de fortalecimiento de la cúpula de las centrales sindicales adoptadas por parte del gobierno –aceptación de ocupaciones, ley de “libertad sindical”, etc.- son otra vertiente del mismo eje que la dirección sindical y la actual administración conforman. Si los paros se hacen en contra del gobierno, los obreros que reivindican sus derechos son “fachos”, “atentan contra de la democracia”, entre otros calificativos menos felices. En cambio, cuando las medidas tomadas por la central obrera tenían s por objetivo desestabilizar al gobierno de turno, eran reivindicaciones verdaderas de los derechos del trabajador.

            Esto nos hace acordar cada vez más a la Argentina en la que la CGT y el gobierno justicialista mantienen una firme alianza y en la que los infaustos incidentes del pasado martes durante el traslado de los restos del Gral. Juan D. Perón, terminó a los tiros entre grupos sindicales, a lo que el gobierno respondió que eran “intentos para desestabilizar al presidente” haciendo oídos sordos a los dichos de la fiscal de la causa que negó tales móviles y negándose a ver que algunos de los involucrados son funcionarios al servicio de los líderes de la mencionada central obrera.

            El fortalecimiento del corporativismo sindical nos hace recordar a los años del fascismo italiano y sus repercusiones en América Latina, el encaramamiento de líderes serviles a los intereses del gobierno en las posiciones claves de las centrales obreras no hace otra cosa que perjudicar al trabajador, al tiempo que no defiende los intereses del pueblo obrero sino que se defienden medidas o “gestos” que el poder estatal tiene para con la dirigencia sindical.

            Es hora de que se termine la alianza entre fuerzas políticas y sindicatos, que a no hace bien ni al trabajador, ni al país. Es hora de que las centrales obreras vuelvan a estar verdaderamente al servicio del trabajador. Es hora de que los obreros se movilicen en pro de tal objetivo, que no tiene otra razón que su propio beneficio.
           
Tal como repudiamos la legalización de las ocupaciones, la ley de “libertad sindical”, rechazamos enfáticamente el “contraparo” del PIT; por tratarse de una medida que lejos de ser democrática, atenta contra la democracia pues se muestra favorable a la consolidación de alianzas corporativas típicas de regímenes totalitarios.