Casa del Partido Colorado:
 

Martinez Trueba 1271 Sala 3 Montevideo

Teléfono 410 4301
Telefax 410 4245

Tu Opinion Cuenta
 

Tomá partido en los asuntos que importan

Ingresar
       
    Acceso a contactos departamentales  
 
 
         
   
 
 
   
 

Todo Sobre El Impuesto a la Renta de las Personas Físicas

Palabras del Senador Alfie en la Cámara de Senadores sobre IRPF

Senador Isaac AlfieSEÑOR ALFIE.- Vamos a realizar el análisis de la reforma tributaria y diremos por qué el Partido Colorado vota en contra de esta iniciativa, no sin antes decir que desde el punto de vista del cambio tributario final, cuando se evalúa en su conjunto, se trata de una reformita de morondanga. Esto lo veremos en la última transparencia, cuando se constate la diferencia en la estructura tributaria antes y después de esta reforma. Más allá de que la estructura entre impuestos directos e indirectos cambie poco, cuando se va al final, los efectos económicos internos sí son importantes, porque varían determinados centros de gravedad y, en términos generales, lo hacen en un sentido que está fuera de la realidad mundial; además, tal como veremos, de equidad no tiene prácticamente nada.

Los objetivos declarados de la reforma los firma todo el mundo y son: promover una mayor equidad, mejorar la eficiencia económico administrativa y estimular la inversión productiva y el empleo para facilitar el crecimiento económico. Es obvio que estamos a favor del bien y en contra del mal, porque nadie puede pensar lo contrario. El último punto es el atributo de suficiencia para financiar los gastos del Estado lo que, en buen romance, significa que esto es todo, pero la plata debe dar para financiar todo lo que se quiere gastar.

Nosotros decimos que ninguno de los objetivos se cumple. En primer lugar, no se fomenta la eficiencia económica, porque al aumentar los impuestos para financiar un mayor gasto público difícilmente se logre. En segundo término –y esto es fundamental-, hay una sustitución de impuestos que tienen ajuste automático en frontera -se trata, básicamente, del IVA y del COFIS- por otros que encarecen los factores de producción nacional como, por ejemplo, los aportes de la seguridad social o el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas, que es un nuevo impuesto al trabajo, lo que encarece la mano de obra, y algunos otros que recaen sobre el factor tierra y aumentan el costo de producción. Por lo tanto, tal como está redactada, lo que hace la reforma tributaria es encarecer la producción nacional que compite con la importada y en terceros mercados con otros bienes en la exportación, y abaratar los bienes que se importan.

Hay una clara discriminación contra la pequeña empresa.

El Impuesto a la Renta de las Personas Físicas no fomenta la eficiencia económica, porque castiga fuertemente el ahorro y el éxito; es más, castiga el esfuerzo y compromete el consumo, pero eso lo veremos más en detalle.

Si bien se dice que se quiere simplificar y fomentar la eficiencia económica, el propio texto nace con una enorme cantidad de asimetrías que claramente lo hace contrario a su propósito declarado. Por un lado, la tasa de los impuestos sobre las empresas es lineal, mientras la respectiva sobre las personas físicas es progresiva. A su vez, el tratamiento para con los residentes y no residentes es totalmente distinto. Por su parte, las rentas internacionales también tienen un tratamiento diferencial, ya sea que se trate de empresas de personas físicas residentes o no residentes. Asimismo, hay discriminación de tratamiento, no por la actividad, sino por la naturaleza jurídica de las empresas -lo cual no iguala el tratamiento tributario dentro del sector, que es algo de lo que se proclama- y también hay un tratamiento de intereses muy distinto según el plazo, la moneda, el instrumento o el destinatario, lo que introduce una serie de sesgos y complicaciones cuyos efectos son difíciles de analizar en primera instancia, aunque en algunos casos, son claros los efectos perniciosos sobre el accionar económico. Por último, cuando se mira la eficiencia económica, hay que ver la globalidad del tema, incluyendo cuánto más deben pagar las empresas y las personas por sus costos administrativos.

Se dice que se quiere generar empleo, pero esto no es así. El único motivo por el cual se podría decir que se genera empleo en la reforma es la reducción de determinados aportes a la seguridad social para ciertos sectores. De hecho, esa fue la justificación del Gobierno. Ahora bien; cuando uno mira la totalidad de las modificaciones de los aportes a la seguridad social por parte del sector privado que hay en la reforma, se observa que éstos aumentan. Es cierto que baja en algunos sectores, pero sube en otros y más que compensa a la baja, porque aumenta en U$S 15:000.000. Si utilizamos el mismo razonamiento, o sea que en los sectores donde baja el aporte aumenta el empleo, veremos que en los sectores donde sube el aporte, cae el empleo. Y si el aumento del aporte es mayor que lo que se disminuye, el empleo no sube; por el contrario, caerá. No creo que esto tenga una gran relevancia, pero en todo caso estoy seguro de que no genera empleo. Sin embargo, es cierto que el único lugar donde caen los aportes es en el sector público -básicamente en las empresas públicas-, donde la decisión de contratar es política y no económica. De hecho, las empresas públicas no deberían contratar más personal, sino seguir reduciendo su plantilla.

Reitero: no genera empleo y, además, tiene estímulos tan complicados sobre la oferta laboral -es decir, sobre las personas que se ofrecen en el mercado-, que encarece el costo de la mano de obra, porque el eufemísticamente llamado Impuesto a la Renta de las Personas Físicas es, en definitiva, un impuesto al trabajo. Tan impuesto al trabajo es -no sólo con relación a los números que voy a presentar ahora sino con respecto a los que ha planteado el Poder Ejecutivo en la Exposición de Motivos- que las trece catorceavas partes de todo el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas se recaudará sobre rentas del trabajo, o sea, más del 92% de la recaudación total. Reitero que esto lo dicen los números que presentó el Poder Ejecutivo. Ciertamente, estamos hablando de U$S 325:000.000 sobre U$S 350:000.000 anuales. Entonces, pregunto qué otra cosa es este impuesto sino un gravamen al trabajo, un impuesto en virtud del cual más del 92% se recauda sobre lo que el mismo Poder Ejecutivo denomina “renta del trabajo”.

Por otra parte, esta reforma no estimula la inversión y si la analizamos bien, nos daremos cuenta de que no puede hacerlo ya que agrega controles sobre el individuo que enseguida veremos. Asimismo, esta iniciativa afecta el anonimato en varios aspectos, entre ellos las inversiones financieras a través de la tasa de contralor del sistema financiero.

El nuevo Impuesto a la Renta de las empresas limita las deducciones de gastos reales de una manera exacerbada, determinando que en muchos casos la tasa del Impuesto supere el 40% como ocurre, por ejemplo, cuando se arrienda un campo, ya que en esa situación la tasa efectiva no va a ser del 25% sino superior al 40%, en virtud de la no deducción del arriendo en términos plenos.

Esta iniciativa también aumenta notoriamente las facultades discrecionales de la Administración, con lo cual se incrementan evidentemente los riesgos implícitos en la siempre dudosa arbitrariedad que tienen todos los Poderes Ejecutivos -me refiero a todos y no sólo a este- y Administraciones.

Asimismo, limita claramente el alcance del secreto bancario, ya que éste desaparece, por la vía de los hechos, debido a la forma en que están redactados los dos artículos que refieren a esta materia -54 y 55-, puesto que en el Uruguay no hay Tribunales ni Fiscales especializados. Por lo tanto, en treinta días el Juez no va a poder resolver y, por ende, cuando ello ocurra, va a existir una limitación fuerte en función de un escrito fundado por parte de la Dirección General Impositiva. Y todos sabemos cómo se pueden fundar estas cosas. Además, el artículo siguiente es de Perogrullo, como que establece que los Bancos tienen que brindar a la Dirección General Impositiva la información necesaria para poder controlar sus propios impuestos. En realidad, lo que esta disposición establece no agrega nada hoy; es así, pero en su frase final, al señalar “sin alterar el secreto bancario”, quiere decir demasiado y nada bueno, por cierto.

A su vez, este proyecto de ley faculta a algo que resulta tan innecesario como pernicioso -tal como nos muestra el ejemplo de Argentina- y que nos puede castigar fuertemente; me refiero a la no aplicación del ajuste por inflación en ciertas circunstancias. Cuando en 2002 Argentina eliminó el ajuste por inflación en la determinación del Impuesto a la Renta de las empresas y de las personas físicas hubo, prácticamente, una leva de capital. Esto, en definitiva, lo que hace es cobrar una tasa de impuestos mayor a la legalmente establecida y, por ende, retrae las inversiones. Fue gracias a esa medida y a que Uruguay respetó las reglas que nuestro país recibió enormes inversiones desde Argentina.

Ni hablemos de la delegación de facultades sobre el Poder Ejecutivo, del enfoque dinámico que, en lo personal, nunca entendí en qué consiste -más allá de seguir poniendo impuestos-, de las diferentes visiones que muestra el Gobierno -algunas de las cuales fueron expresadas- y del impuesto a la salud que de acuerdo con el borrador que anda por ahí establece un gravamen de aproximadamente el 11% adicional sobre los salarios. Es muy difícil promover inversiones en este marco de incertidumbre.

La eficiencia administrativa tampoco se cumple con esta reforma tributaria. Se dice que se eliminan catorce impuestos cuando en realidad se suprimen cuatro: el ITEL, el de las ventas forzadas, a las tarjetas de crédito y a la compra venta en remates. El resto se sustituye por impuestos más grandes, no se eliminan, lo cual no está mal pero no es lo que se dice se hará.

Por otro lado, se crean dos impuestos que, en realidad, son siete. Uno de ellos es la Tasa de Control del Sistema Financiero, que va a recaudar entre U$S 12:000.000 y U$S 15:000.000 por año, es decir, más o menos lo mismo que los cuatro que se eliminan, y el otro es el llamado Impuesto a la Renta de las Personas Físicas que, a decir verdad, constituye seis impuestos en uno, por lo que no se puede decir que se trata de uno solo. El Impuesto a la Renta de las Personas Físicas agrega, potencialmente, más de 700.000 contribuyentes a una Dirección General Impositiva que hoy tiene poco más de 200.000. Seguramente, el Poder Ejecutivo hará uso de la facultad establecida en el proyecto de ley, y sean sólo 200.000 contribuyentes más -lo cual no es poca cosa- que presentarán declaración jurada. Ahora bien, esto complica en gran medida la gestión de la Dirección General Impositiva y los recursos que se deben destinar.

Por otro lado, también se va a complicar a muchas empresas pequeñas -alrededor de cuarenta mil- a través de la sustitución del Impuesto a las Pequeñas Empresas por un IVA cuyas características ya fueron explicadas pero que, de igual modo, reiteraremos.

Me voy a referir al caso paradigmático de todo lo que no cumple esta reforma. En primer lugar, recauda más, mucho más. Una pequeña empresa, en el nuevo régimen, cuando facture, tendrá que hacerlo con IVA y el comprador no podrá deducirlo, como tampoco podrá deducir el gasto como tal. En conclusión, las pequeñas empresas, cuando deban brindar algún servicio o vender algo a otra empresa, lo cual hasta ahora hacían sin IVA -sobre todo las de servicio-, ya no podrán competir porque nadie les va a comprar dado que no se podrá deducir el IVA de la factura, así como tampoco deducir el gasto a efectos del impuesto a la renta del comprador. Entonces, existen dos opciones: seguir así y liquidar el IVA vendiendo al minoreo -en cuyo caso seguramente pagará el doble por IVA que por el Impuesto a la Pequeña Empresa- o pasar al régimen general y pagar el doble de IVA más $ 1.700 de Impuesto a la Renta mínimo, más algo de Impuesto al Patrimonio. Hoy el Impuesto a la Pequeña Empresa es de $ 1.380, pero en virtud de esta ley ese monto se va a triplicar. Gran parte de los casos comprendidos en esta situación corresponden, en su mayoría, a los cuentapropistas del Uruguay -sanitarios, pintores, herreros, electricistas, entre otros- que en realidad viven cuando hacen un trabajo a alguna empresa y le facturan, pero no cuando realizan tareas particulares que todos sabemos que, en general, no facturan, y además son pequeños trabajos. ¿Esta es la equidad que plantea este proyecto de ley para las cuarenta mil pequeñas empresas? ¿Esta es la eficiencia administrativa en que se ha pensado para estas pequeñas empresas que, además, van a tener que pagar a algún contador para que les liquide los impuestos?

La reforma tampoco es equitativa porque aumenta la presión tributaria en sectores de la sociedad que no pueden abonar más impuestos. En los estratos sociales más altos, en realidad, la carga tributaria baja en lugar de aumentar, como se nos dice. Nadie cree que el grueso de los ingresos de estos estratos sean por honorarios profesionales, jubilaciones o sueldos; los grandes ingresos de los estratos altos son por rentas de utilidades de las empresas, por rentas de alquileres que no van a pagar el impuesto -más adelante veremos por qué- y por rentas financieras, que tampoco lo van a pagar y después veremos por qué. Seguramente haya algunos profesionales o empleados, pero muy contados.

En el caso de los estratos sociales bajos, la incidencia de esta reforma tiende a ser neutra. No se puede saber exactamente el efecto porque depende mucho de la composición de los ingresos y si pagan o no alquileres. Por tanto, es claro que todo el peso de esta reforma tributaria va a recaer sobre los estratos medios de la población.

No vale la pena repetir -además, ya fue demostrado y entregado al Poder Ejecutivo en su comparecencia en Comisión- por qué decimos que esta reforma implica mayor recaudación. Pero no debe sorprender que recaude más porque todos quienes votamos el Presupuesto Nacional vimos el punto 1.8 del cuadro 2.1 del Tomo I de Resúmenes, que se refería a la estimación del producido de la reforma tributaria. En todos los años aparecía el total de recaudación que evolucionaría en función de la previsión de crecimiento del PBI, y a partir del 2007 apareció un nuevo sumando que daba U$S 84:000.000 para el 2007, en términos de dólares de aquel momento, pero que ahora habría que agregarle un 25%, lo que da aproximadamente U$S 110:000.000. Reitero que entonces no debe sorprendernos el hecho de que recaude más, porque así estaba previsto en el Presupuesto Nacional para financiar el gasto que desde aquel momento decíamos era exorbitante.

A continuación, vamos a analizar el impacto sectorial y luego veremos impuesto por impuesto.

¿Qué pasa con los trabajadores dependientes? Con este nuevo impuesto a los sueldos que va a votar el Gobierno los trabajadores dependientes duplicarán su aporte frente al actual IRP. ¿Y quiénes son los más perjudicados? Más allá de determinados sueldos altos -que ahora vamos a ver por qué no serán los más perjudicados-, estarían los casos de multiempleo, los policías, los maestros, los profesores, los funcionarios de la salud y los profesionales universitarios, a la vez que quienes hoy trabajan, tienen sueldos bajos y reciben partidas exentas, o trabajan y tienen alguna pasividad, que no sabemos cuántos son pero que, de acuerdo con la Encuesta Continua de Hogares, podrían llegar a 188.000 personas, que se declaran trabajando y percibiendo pasividades. Este es el máximo, pero puede haber alguna que cobre más de una pasividad, entonces serían menos personas. Toda esta gente va a pagar más, casi independientemente del sueldo que hoy percibe, y de esto vamos a ver varios ejemplos. Son cientos de miles de casos, porque son maestros, policías, profesores, funcionarios de la salud, los que suman 130.000 personas. Los casos de multiempleo llegan a más de 30.000 y los profesionales otro tanto. A esto debemos sumarle, seguramente, la gran mayoría de las 188.000 personas que están trabajando y reciben pasividades, básicamente pensiones.

Además, existen 170.000 personas que, solamente en virtud de su único sueldo, van a pagar más, y hay aproximadamente 150.000 pasivos -no es el mismo cuadro que mostró el señor senador Rubio, el mío es diferente, pero de todos modos reconozco que en el suyo había más de 90.000; confieso que esperaba que hubiera muchos menos, de acuerdo con los dichos del Gobierno, que van a pagar más. Por tanto, estamos frente a más de medio millón de personas que pagarán más.

Por otra parte, quienes ganan más -o sea, los que tienen un sueldo bien importante-, a la corta o a la larga, no van a pagar el impuesto, tal como sucede en el resto del mundo porque estos impuestos se trasladan hacia delante. En el caso de que alguien tenga una especificidad muy grande, como puede ser un ingeniero de planta, un ingeniero en computación, un jefe de planta, un gerente financiero o un operario estrella, a la corta o a la larga, le transfieren el impuesto a su sueldo, como sucede en todo el mundo. Los dos países con Impuesto a la Renta más alto de toda América Latina son Brasil y Chile, y son los dos lugares que tienen mayor dispersión de sus ingresos. ¿Por qué? Porque los trabajadores que más ganan dicen que pagan el impuesto de su bolsillo pero en realidad no lo pagan; lo incluyen en su salario, que es mayor al que sería si no hubiera impuesto, pasan por la caja, pero quienes cargan con el impuesto son aquellos trabajadores que no pueden trasladarlo hacia delante, porque el costo de producción con el cual la empresa enfrenta el precio de venta no puede alterarse, porque este precio no se mueve, sino que está dado por el mercado mundial, y como todos sabemos, las inversiones tienen determinada tasa de retorno que arbitra en el mercado y, por ende, ésta tampoco se puede alterar. Entonces, en la función de costos todos los sobrecostos se “tiran para atrás”, sobre los más débiles. Eso pasa en todo el mundo.

Así las cosas, podemos asegurar que dentro del sector trabajador las circunstancias pueden ser miles. Nadie puede asegurar que con tal sueldo va a pagar más o menos porque depende, básicamente, de cómo se componga el ingreso. Efectivamente, va a haber gente que pague menos; de eso no me cabe la menor duda, pero vamos a ver cuánto menos paga un maestro con un solo empleo y advertiremos cuánto menos van a pagar los que pagan menos.

Para los profesionales independientes está claro que todos pagarán más, que su carga actual se multiplica por tres y que este es un desestímulo para forjar un mejor futuro, para dedicarle veinte años de la vida a estudiar. Ahora, de estos estudios depende el desarrollo del país; un desestímulo aquí sólo genera atraso. Además, no es cierto que quien gana más hoy no paga más que quien gana menos; sí paga más, porque paga más IVA, y éste no siempre lo paga el consumidor. Esa es una mentira; quien paga el IVA depende de las elasticidades de las curvas de oferta y de demanda, que funcionan bastante bien en el caso de los profesionales. Tampoco se trata de que los profesionales puedan trasladar el 100% del impuesto; no lo pueden hacer, entonces pagan más.

El que paga el impuesto no necesariamente es el que va a la Caja y lo paga; el que soporta la carga financiera desde el punto de vista económico es quien verdaderamente lo paga.

En cuanto al grupo de jubilados y pensionistas, claramente va a pagar mucho más que hoy porque el actual IRP se multiplica por 4,5. En la actualidad, un 85% de los jubilados y pensionistas no paga impuestos. En el futuro, entre el 30% y el 35% pagará más; pagará menos un 3% y el resto quedará inalterado, sin pagar. Obviamente, se está afectando a un sector sin capacidad de revancha.

Antes de pasar a las pequeñas empresas me gustaría señalar que en materia de profesionales hay un tema bien claro. El profesional que trabaja para el mercado interno va a pagar, y si trabaja para el mercado externo no sabemos. En el caso de los profesionales que trabajan desde acá exclusivamente para empresas internacionales no van a pagar nada, porque van a trabajar desde zona franca, pues tienen muchos ingresos para pagar el alquiler y, además, le van a facturar directamente a la empresa en el exterior. Entonces, esto de pagar es para el caso de los profesionales que más o menos vivimos de nuestro país. Los grandes profesionales tampoco van a pagar; de hecho, sabemos que ya se han pedido dos zonas francas por parte de profesionales, para llevar a cabo esta práctica.

En resumen, hay que tener plata para no pagar el impuesto.

Ya mencionamos cómo va a afectar esta reforma tributaria a las pequeñas empresas y no lo vamos a reiterar.

Por su parte, el pequeño ahorrista va a ser afectado por el impuesto, y el gran ahorrista -el del millón de dólares- tendrá tres posibilidades: que la tasa de interés que le abona el banco suba para compensar el impuesto y dejar el ahorro en el banco; girar el dinero a decenas de plazas financieras -entre las más prestigiosas están Nueva York, Londres y Ámsterdam- y no pagar el impuesto; o analizar un listado de inversiones financieras locales por las cuales tampoco va a pagar el impuesto. El que tiene mucho y puede hacer ese manejo no va a pagar el impuesto; en el mejor de los casos, el impuesto, vía tasa de interés, pasará el costo del crédito, que después lo pagarán de vuelta las empresas más chicas, porque las grandes también pueden pedir su crédito en el exterior. Pero el pequeño ahorrista no puede hacer eso. Sólo a título de ejemplo, debo decir que el 79% de los ahorros, de las cuentas bancarias del Uruguay, son de menos de $ 120.000, esto es, de pequeños ahorristas y el 91% corresponde a menos de $ 470.000. Conclusión: los pequeños ahorristas van a pagar el impuesto.

En el agro -por más que se diga lo contrario- la carga tributaria aumenta, y lo hace muy fuertemente, en no menos del 30%, porque se reinstalan los aportes patronales, lo cual perjudica la competitividad. Se duplica el IMESI de los vehículos utilitarios a gasóil, que son los que utiliza el agro, puesto que los utilitarios a nafta no pueden entrar al campo porque se destruyen. A su vez, se lo castiga por fuera de la reforma con un impuesto a ese combustible, y no olvidemos que hoy se cobra en el entorno de $ 4 por litro de gasóil por impuesto implícito, por encima del IMESI y del IVA legales. Se elimina un crédito ficto a las frutas y verduras; se elimina la opción IMEBA-IRAE; se grava la renta de capital por la venta de inmuebles -esto no sólo sucede en el agro, sino que se aplica en general-; se grava con IRAE e IVA -repito, también con el IVA- los pastoreos, las aparcerías, los servicios del agro, en especial, el agua; se castiga, obviamente, a las sociedades anónimas al portador, y si bien no queda en el fisco, nuevamente aparece un costo asociado a la liquidación de impuestos -y que me disculpen mis colegas por lo que voy a decir-, que es el “efecto contador”.

En lo que tiene que ver con la industria y el transporte se reimplantan los aportes patronales de seguridad social en los sectores que compiten en bienes y servicios con el extranjero. Dijimos cuál es el efecto y, también, por qué el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas de los individuos más capacitados lo va a terminar pagando la plantilla normal y no tan especializada de estas empresas.

En el sector inmobiliario aparece el impuesto sobre los alquileres que, a mediano plazo, encarecerá los arrendamientos. De ello no hay duda y basta con mirar prácticamente todos los contratos de arrendamientos celebrados desde que se anunció la aparición de este impuesto para advertir quién lo pagará: el arrendatario. Lo que la ley dice que exonera de este impuesto me hace acordar a una broma que veía escrita en frente de mi casa, en Magallanes e Isla de Flores, en el bar de García, que decía: “Hoy se fía a los mayores de 80 años que vengan acompañados de sus abuelos”. ¿Por qué? Porque para estar exonerado hay que cumplir tres requisitos: en primer lugar, que los alquileres tienen que ubicarse en menos de $ 4.900 mensuales; en segundo término, hay que levantar el secreto bancario; y, por último, no se puede recibir ninguna otra renta de capital -insisto, ninguna- por más de $ 4.300 por año. Bueno, creo que esto es imposible; prácticamente imposible que se den estos requisitos a la vez. Nuevamente, el que va a pagar el impuesto a la Caja es el dueño, pero primero lo pagó el inquilino a través del precio del arrendamiento.

El impuesto a la ganancia por la venta de los inmuebles y el IVA a las reformas claramente castigan al sector de la construcción y, en especial, a un sector que se ha mostrado especialmente dinámico, como es el del turismo, porque todos sabemos que crece cuando hace una vivienda nueva, vendiendo la anterior.

SEÑORA PRESIDENTA (Sra. Susana Dalmás).- ¿Me permite, señor senador?

El señor senador Breccia ha hecho llegar a la Mesa una moción en el sentido de que se prorrogue el término de que dispone el orador.

Se va a votar.

(Se vota:)

–21 en 22. Afirmativa.

Puede continuar el señor senador Alfie.

SEÑOR ALFIE.- En lo que hace al sector financiero, se discrimina muy fuerte a las empresas financieras que se instalan en el país. Pagan más impuesto las que son sucursales de bancos extranjeros y que están radicadas en el país, que las que no son sucursales; pagan más impuesto estando aquí en el Uruguay que si se instalan en una zona franca. Van a ser, pues, todas de la zona franca.

Paso ahora a analizar los impuestos. Por ejemplo, el IRAE es bastante parecido al IRIC actual, sólo que no permite deducciones plenas. Tiene una pequeña baja, quizás, en la tasa del impuesto para algunas empresas, generalmente las más grandes, que son las que reinvierten. Claro, no se trata de una baja demasiado grande; por lo tanto, creo que es marginal. A las empresas más chiquitas, cuando distribuyan los dividendos y utilidades, como bien dijo el miembro informante, les va a subir prácticamente nada el impuesto, ya que pasará de 30% a 30,25%. Pero el problema mayor es que se aumentan los poderes discrecionales de la Administración.

El tema de las SAFI creo que es algo ya hasta ideológico. A este respecto nos estamos sometiendo básicamente a los designios de Europa y la OECD, esos que allí se violan constantemente y que supondrán una pérdida para la actividad nacional. Creo que los ingleses y holandeses estarán de parabienes, que son quienes las inventaron, y ni qué hablar de las empresas instaladas en Delaware o en otros lugares de los Estados Unidos. También Argentina, que desde hace 15 años nos insiste sobre el tema, estará contenta. Ahora bien, lo peor de todo no es esto, lo peor es el mensaje: hace sesenta años que en el Uruguay se está protegiendo a delincuentes a través de las sociedades. Eso es lo que está diciendo este mensaje de la derogación. Además, se está destruyendo algo que fue un valor bien asumido: una legislación estable durante sesenta años para una actividad off-shore. Por supuesto que en esta actividad, como en todas y en todas partes, aparece alguno que hace cosas “non sanctas”.

Ya hemos analizado lo relativo a los aportes a la seguridad social, pero hay que tener claro lo siguiente: es un retroceso respecto a la tendencia mundial que es que vayan cayendo los impuestos a la seguridad social, entre ellos los aportes patronales. En Alemania hoy se está aumentando tres puntos el IVA y eliminando aportación a la seguridad social, porque hay que generar condiciones para la competencia internacional. El mundo hoy compite, los países crecen por su comercio exterior, y ello se facilita de la manera exactamente contraria a lo que propone el proyecto de ley. Se dice que la baja de aportes en los servicios será una baja de costos que se integra al costo industrial; es cierto, pero como en toda actividad está lo más importante y lo menos. La mano de obra más importante es la directamente aplicada, pesa mucho más, todo el resto es de segundo o tercer orden. Seguramente esto no será en pos del “país productivo”.

En el IMESI el mayor problema es la liberalidad que se otorga al Poder Ejecutivo; además, hay un retroceso en materia de legislación respecto a lo que el país se había comprometido internacionalmente.

Quiero detenerme ahora en el IVA. En la pantalla aparecen flechas medio raras. La verdad es que si hay algo que me causa gracia es el IVA que se va a votar. Recuerdo las cosas que se dijeron en el año 2001 sobre la propuesta de IVA del proyecto del Partido Colorado. Se iba a comer a los niños crudos, se los iba a arrancar del vientre de sus madres, se los iba a matar, era el neoliberalismo descarnado y desalmado. ¿Qué proponía? Bajar el IVA, la tasa básica del 23% al 19%, la tasa mínima del 14% al 10% y, en muchos casos, en productos de la canasta básica, pasaba del 14% a 0%. Ahora, que es tan maravillosa la propuesta del IVA, se baja del 23% al 22%, en algunos productos del 14% al 10%, pero nada pasa del 14% al 0% y en otros sube -como subía la vez pasada- de 0% a 10% y de 0% a 22%, cuando en aquel momento subía de 0% a 10% y de 0% a 19%. Lo cierto es que no sé si esto es algún designio neoliberal o si los neoliberales cambiaron de bando. Habría que repetir las cosas que se dijeron en aquel momento, pero no me alcanza el tiempo para recordar aquí lo que leí y repasé acerca de aquel proyecto de reforma del IVA. Ahora, a menos que esté errado en las matemáticas, 19 es menos que 22 y 0 es menos que 10.

Vamos ahora a la gran innovación, que es el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas. Se trata de un impuesto a los sueldos ampliado, con tasas a la renta de las personas físicas, pero no posee casi ninguna de las características de un impuesto a la renta de las personas físicas.

SEÑOR LARRAÑAGA.- ¿Me permite una interrupción, señor senador?

 

 

SEÑOR ALFIE.- Sólo por aumento de recaudación de la Dirección General Impositiva, medida en términos reales, naturalmente, el IVA podría haber bajado cuatro puntos este año o a partir del año que viene, si los gastos hubieran estado constantes.

SEÑOR VAILLANT.- ¿Me permite una interrupción, señor senador?

 

 

SEÑOR ALFIE.- Señor senador: algunos legisladores del Partido Nacional no estaban de acuerdo; es muy claro, algunos lo estaban y otros no. Además, hablo de lo que se nos dijo a nosotros y eso fue por el Frente Amplio, por quienes ahora votan y nada más que de eso.

Voy a continuar y pido disculpas al Cuerpo si no concedo más interrupciones, pero en caso contrario no me va a alcanzar el tiempo para terminar mi exposición.

Decía que este impuesto no posee casi ninguna de las características de un Impuesto a la Renta de las Personas Físicas y mantiene todas sus debilidades. No es un Impuesto a la Renta; en todo caso, si alguien quiere llamarlo así, digámoslo con claridad: Impuesto a la Renta Bruta de las Personas Físicas. Esa es una definición. Pero cuando uno habla de Impuesto a la Renta, normalmente, igual que el Impuesto a la Renta de las Actividades Empresariales, es a la renta neta. Uruguay, que tiene la mejor distribución del ingreso en América Latina y no tiene Impuesto a la Renta de las Personas Físicas, fue el único país que la mejoró desde principios de los años 80. ¿Por qué? Por ese gráfico que luce delante de nosotros. Esas barras están puestas por quintiles e indican, cada una, el 20% de hogares en ingreso per cápita. La barra azul pone en 100 –normaliza- todos los ingresos monetarios de cada quintil, mientras que el cilindro amarillo indica cuánto recibe cada quintil de ingresos no monetarios en comparación con sus ingresos monetarios. Con los datos del 2003 –que son los últimos que hay-, el 20% más pobre recibía $ 113 de asistencia y de ingresos no monetarios por cada $ 100 que tenía de ingresos monetarios, esto es, beneficios en educación, salud, alimentación y vivienda y el 20% más rico recibía apenas 5 por cada 100. Es por eso que tenemos la mejor distribución de la renta, porque quien la hace es el gasto y nunca los impuestos, que no pueden dar más del 100%. No lo puede hacer, es imposible. En realidad, con mucha suerte puede mejorar 2 o 3 % pero jamás duplicar el ingreso. Además, por todos estos efectos de traslación y de traslado hacia delante de los impuestos que vimos a alquileres, gastos financieros, sueldos más altos, etcétera, es muy difícil que al final del camino los impuestos redistribuyan. Por tanto entonces al diseñar un sistema tributario debemos de pensar en ello y hacerlo en función de la forma que mejor se adapte a nuestro crecimiento económico, y estos cambios que se proponen van justamente en contra de nuestro patrón de crecimiento, que es el comercio exterior.

Ahora bien, decíamos que no es un Impuesto a la Renta porque no permite deducciones de familia ni por hijos, así como no contempla deducciones de educación. En este punto me quiero detener un instante.

Me parece una ignominia, una burla, argumentar -como lo hace el Poder Ejecutivo- que los gastos de educación son los gastos de los ricos cuando mandan a sus hijos a la escuela privada. Hay que tener en cuenta que 250.000 niños van integralmente a la educación privada, lo que querría decir que hay más de 125.000 familias ricas en Uruguay. Los esfuerzos que hacen las familias son en muchos casos sobrehumanos, con privaciones de todo tipo. ¡Pensar que los gastos de educación son sólo eso, es increíble! Hay gente que envía a sus hijos a estudiar inglés, computación, matemáticas para complementarles los conocimientos, se gasta en útiles, libros y vestimenta. Del mismo modo, hay familias humildes del interior en las que casi todos los hermanos realizan el esfuerzo para que uno estudie y venga a Montevideo a realizar estudios terciarios, como hacían los antiguos inmigrantes, y tienen que pagarle hasta el alquiler, que ahora va a estar gravado por el Impuesto a la Renta de los Alquileres. Realmente, me parece una falta de respeto a la gente que se diga eso.

(Ocupa la Presidencia el señor Rodolfo Nin Novoa)

–Por otra parte, el Impuesto no contempla la deducción de impuestos directos, como contribución inmobiliaria, impuesto de puerta, patente de rodados, etcétera, ni de salud, porque –discúlpenme- una deducción en términos de impuesto de $ 80 por mes en salud por hijo menor de 18 años, es preferible no ponerla.

Asimismo, castiga fuertemente el ahorro, no permite la declaración por núcleo familiar y, además, teniendo en cuenta que las deducciones tienen una forma de cálculo bien “sui géneris” que, en lugar de restarlas del monto imponible y calcular el impuesto sobre ingresos disponibles o líquidos, se calcula sobre ingresos brutos por un lado y las deducciones, que son pocas y obvias -porque en muchos casos, si no, se pagaría impuesto dos veces-, se calculan por una tasa diferente, menor en general, con lo que se aumenta la tasa implícita del impuesto. El mínimo no imponible está totalmente fuera de línea. Argentina y Chile son países con ingreso per cápita parecido al de Uruguay; en nuestro país es del orden de los U$S 6.000, en Argentina U$S 5.700 o U$S 5.600 y en Chile U$S 6.400. En Argentina y Chile este mínimo es casi el triple del mínimo no imponible en Uruguay y se permiten deducciones. Obviamente, aquí las jubilaciones se gravan como nada, se empiezan a gravar los hasta hoy beneficios exentos, como los tiques de alimentación o de transporte; lo mismo sucede con la alimentación en lugar de trabajo, la vivienda y otras partidas fictas, cuya influencia vamos a ver más adelante.

Esta lámina es un resumen de por qué el que tiene más no paga más, y en general puede no pagar nada, al menos nada diferente a lo que hoy ya paga. Ya vimos que el que tiene U$S 1:000.000 no va a pagar ningún impuesto, pero el que trabaja y gana algo, cuanto más gane más va a pagar. El que tiene U$S 1:000.000 puede cobrar $ 80.000 o $ 100.000 de intereses por mes y no pagar nada, pero el que gana $ 80.000 o $ 100.000 trabajando, de pronto, 14 horas por día, ni le digo cuánto va a pagar, porque se pega un tiro.

A quienes se grava, ya lo sabemos: básicamente a trabajadores, jubilados y profesionales. La novedad es que ahora se suman todos los conceptos para aplicar las tasas en una única liquidación y este es el punto clave de diferencia frente al actual Impuesto a los Sueldos. Según nuestros cálculos, la recaudación del impuesto sería de U$S 402:000.000. U$S 250:000.000 anuales sobre salarios, U$S 74:000.000 de jubilaciones y pensiones y U$S 38:000.000 de honorarios profesionales. Estos tres conforman la renta del trabajo. Al final, estoy convencido de que los alquileres también van a ser rentas del trabajo, pero separémoslos. La recaudación sobre estos tres sectores, en el año 2005 –porque la recaudación está hecha como si hubiera sido en ese año- hubiera sido 2,4 veces el Impuesto a los sueldos; el nuevo impuesto a los sueldos multiplica por 2,4 el viejo. ¿Cuánto pagan en más cada grupo? Allí tenemos los números: U$S 125:000.000 los asalariados, U$S 58:000.000 los pasivos y U$S 27:000.000 los profesionales.

El cuadro comparativo que luce delante de nosotros –y que voy a pedir que se incluya en la versión taquigráfica-, nos muestra cuánto paga una persona que gana $ 20.000 nominales, un poco más de $ 16.000 líquidos; en Uruguay paga $ 18.000 por año de Impuesto a la Renta, mientras que en Argentina y Chile no paga nada. Una persona con $ 25.000 nominales por mes, poco más de $ 20.000 líquidos, paga $ 30.000 de impuesto anual, un sueldo y medio ¿Cómo ahorra? ¿Cómo crece y mejora? Por lo tanto, un impuesto así, que va a castigar tan fuertemente a un sector de ingresos medios, no es un Impuesto a la Renta y no es justo. Obviamente, va a castigar el ahorro y, desde ese momento va a castigar duramente la movilidad social, y las sociedades democráticas y republicanas viven y perduran por la movilidad social. Esa fue la gran innovación del Siglo XVIII y del capitalismo: el inicio de la movilidad social en las sociedades.

Se nos mostró el cuadro que estamos viendo y todos sus derivados, en el que se dice cuándo aumenta y disminuye el ingreso según los deciles. Ahora bien, este cuadro y todos sus derivados están mal por los supuestos que se deben hacer en la metodología que tienen atrás. Yo no sé, no puedo hacer un cuadro completo como ese, aunque hago algunos parciales con toda la información de que se dispone y es cierta, y a partir de la cual no hay que hacer recálculos ni supuestos heroicos que no sabemos en que terminan, ni mucho menos la validez del resultado. Por tanto, nuestros cuadros son sencillos y directos y no armados para la ocasión en base a supuestos. Y decimos que esto está mal por varias razones. En primer lugar porque la Encuesta Continua de Hogares toma los ingresos líquidos, no los nominales, y nadie los puede nominalizar. Le pedí a unos investigadores de la Universidad si lo podían hacer y me respondieron que no.

Además, los deciles superiores subdeclaran todos los ingresos, en especial los no salariales, porque la gente básicamente declara lo que tiene segurao y esto son los ingresos fijos. Asimismo, se asume que todos los traslados de IVA y COFIS se van a dar a precios en un 100% y en todos los bienes por igual. Al respecto, el señor senador Rubio nos ilustró acerca de los acuerdos que están llevando a cabo y, sinceramente, espero una deflación -por la baja del IVA y del COFIS-, entre el 4% y el 7% para el mes de julio porque, de lo contrario, algún traslado no se va a dar.

Cabe destacar que el cuadro no se considera la baja del IRIC, del IRAE y del IMABA que pesan en los estratos altos y que, al comparar con el actual IRP no se considera la acumulación. No obstante, el nuevo Impuesto acumula y calcula las franjas en ingresos acumuladas y no como el actual, que lo hace uno por uno, individualmente considerado.

El cuadro que muestra el oficialismo también asume que el Impuesto a la Renta de los Alquileres lo paga el dueño y no el arrendatario. A su vez, no se consideran las tributaciones de partidas exentas al Banco de Previsión Social ni el impacto de la valuación de ingresos fictos, como ser comida, vivienda, etcétera. En este sentido se dijo en Comisión que se va a valuar el beneficio de DISSE, de salud de los policías y militares, de los funcionarios de la salud, subiéndolo a su ingreso monetario a efectos del cálculo del nuevo Impuesto.

Con metodología consistente podemos hacer dos cosas. Una de ellas es asumir que todo el COFIS, el IVA y el IMESSA lo paga el consumidor y comparar cuánto abona actualmente con el Impuesto y cuánto con la nueva ley. ¿Qué vemos? Que todos los deciles bajan más o menos lo mismo; es más, descienden un poco más los deciles superiores, pero dejémoslo, porque en realidad puede ser un error estadístico. Lo que puedo decir es que este cuadro lo sacó, así como está, el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas. También podemos manejar otro supuesto y decir que los alquileres de viviendas los paga el arrendatario y no el arrendador. Cuando hacemos esto, ¡qué casualidad!, los más beneficiados son los más ricos, porque, obviamente, pagan menos alquileres, y ahora sí, no hay error estadístico.

Hace unos instantes se nos hablaba de la regresividad del IVA, del sistema de impuestos indirectos y demás, pero miremos este cuadro, que establece las tasas implícitas -con el mismo supuesto de que todos los impuestos indirectos los paga el consumidor- por niveles de estrato socioeconómico según ingresos, incluyendo el IMESI dentro de los impuestos indirectos, como corresponde, pero no los recargos de aduana, porque, si bien corresponden, la verdad, no tuve tiempo de hacerlo. Podemos apreciar que, tal como está hoy el sistema tributario, el impuesto indirecto es progresivo, porque cuanto más sube el ingreso más se paga de impuesto ¿Por qué? Por la forma como está diseñado. Hay muchos bienes de consumo popular que están exentos, y a medida que el bien se hace más lujoso, no sólo crece la tasa de IVA y los recargos de aduana, sino que aparece o tiene más IMESI. Lo que sucede no nos debe sorprender, y si consideramos los recargos de aduana, la progresividad es aún mayor. La gran ventaja del sistema así como está es que no se afecta el consumo ni el ahorro ex-ante: la gente decide qué hacer y cuándo pagar los impuestos. En la propuesta, en cambio, el Gobierno tomará el dinero y entonces interferirá en nuestra decisión desde antes. Se piensa que el Gobierno sabe mejor que los individuos en qué gastar en beneficio de éstos. El Partido Colorado no cree en ello, cree que la gente sabe mejor que nadie en qué gastar.

En definitiva, concluimos que este impuesto surge solo porque hay que financiar un gasto presupuestalmente votado y castiga particularmente el esfuerzo y bloquea la movilidad social. Va a repercutir en el consumo y en el ahorro, y cada uno evaluará si podrá seguir haciendo una cosa o la otra.

Ahora bien, no se trata de un impuesto que se adapte a Uruguay. Un solo número va a definir por qué. Con el mínimo no imponible propuesto, el impuesto sobre salarios, pasividades y honorarios profesionales rinde 1.9% del PBI, aproximadamente. Si el mínimo no imponible, en lugar de ser $ 7.410, fuera $ 11.500, la recaudación caería un 74%, es decir, las tres cuartas partes. ¡Ahí está la explicación de dónde recauda el impuesto y por qué el mínimo es tan bajo! Si se fijara el mínimo no imponible de Argentina o Chile se recaudaría 0,3% del Producto, es decir, unos U$S 60:000.000. ¡Más o menos lo mismo que recaudan Argentina y Chile! ¡Es así! No se trata de un impuesto para recaudar. En todo caso, si alguien cree que con él se puede hacer justicia tributaria, se debería instaurar un impuesto como el existente en Argentina o en Chile, recaudando poco y cobrando a algunos, aunque, como todos sabemos, no lo van a pagar sino que lo van a pasar para otro lado, pero podemos hacer la prueba.

¿Todo esto para qué? Si miramos el sistema tributario de Uruguay en su conjunto -contando los aportes de la seguridad social, los impuestos de las Intendencias, etcétera-, veremos que tenemos un 50% de aportación directa y un 50% de aportación indirecta. Una vez que se aplique la reforma -por eso dije al principio que era una “reformita”-, quedaremos en un 51,5% de aportación directa y un 48,5% de aportación indirecta. Sustancialmente nada va a cambiar y tendremos una serie de efectos indirectos perniciosos e innecesarios para una economía como la de Uruguay. Nuestro país vive de su inserción internacional y de poder comerciar y exportar cada vez más con el mundo, por lo que si fijamos impuestos a los factores de producción, todo esto se nos va a dificultar, lo que va en contra de nuestras posibilidades de desarrollo.

Déjenme calcular algunos casos comunes y corrientes, ya que tengo los recibos en mi poder. Tengo infinidad de casos, voy a elegir sólo algunos.

Voy a comenzar con el sueldo de un maestro que gana $ 7.529 en el sector público y percibe, además, $ 6.500 nominales en un colegio privado a lo que se suma, obviamente, la partida de la mutualista, que según expresó en Comisión el señor Ministro de Economía y Finanzas se le iba a tomar como ingreso ficto, que la vamos a valuar, por decir algo, en $ 1.000. En la actualidad este maestro paga de impuesto $ 260 por mes y pasaría a abonar $ 835. Si trabajara sólo en la educación pública, pagaría $ 132 y pasaría a abonar $ 108, que son $ 25 menos por mes, ganando $ 7.529.

Quiero citar también el caso de un jubilado del interior que percibe una jubilación de $ 9.584, otra de $ 2.432 y una tercera de $ 4.676. Esta persona va a pagar $ 874 mientras que en la actualidad abona $ 197. Se puede decir que este no es un caso normal; uno normal es de doble pasividad, donde sólo dentro del Banco de Previsión Social hay 147.000 casos. Un caso posible es tomar el promedio de jubilación policial, de $ 7.500, y el promedio del Banco de Previsión Social, de $ 5.500; hoy este jubilado paga $ 0 -¡sí cero!- y pasará a pagar $ 411 por mes. Es que es un millonario.

Por su parte, un Cabo que en octubre de 2006 percibió $ 9.678 -incluyendo prima de riesgo, rancho metálico, etcétera-, a lo que debemos sumarle $ 1.000 de sanidad policial. Además, por concepto de Servicio 222 tiene 113 horas –es decir, casi cinco horas por día- y cobró –hay que sumarlo a este cálculo que estamos haciendo porque actualmente está exento- $ 4.249. Este señor, que en la actualidad paga $ 107,50 de IRP, va a aportar $ 911 por mes por el nuevo impuesto a los sueldos. También podemos hacer el cálculo en el caso de los Sargentos y Sargentos I, porque tengo los recibos, pero dejémoslo.

Voy a hacer el cálculo del caso de un funcionario de la salud, de un auxiliar de enfermería que trabaja en dos lugares. Su sueldo normal, sin contar lo que percibe por su trabajo en la Unidad Cardíaca ni lo que cobra por nocturnidad, es de $ 14.123 nominales en un lugar, mientras que en el otro recibe $ 11.257. Además, tiene tiques de alimentación por $ 2.000 y $ 1.000 por beneficio de salud, tal cual dijeron los representantes del Poder Ejecutivo. Actualmente, esa persona paga $ 1.600 por mes y, como consecuencia de la reforma tributaria, pasará a abonar $ 3.372 mensuales. Esta persona trabaja 12 horas por día, más el tiempo de traslados.

Quiero decir que la recaudación de $ 360 millones al año por IRPF por las rentas del trabajo que hemos estimado, lo hemos hecho sin considerar los beneficios hoy exentos, es especial el de la salud, cuyo rendimiento mínimo para los casi 1:200.000 trabajadores activos no puede ser inferior a los U$S 35.000.000 al año y el máximo sería del entorno de los U$S 57.000.000 al año; estos guarismos se sumarían a la recaudación estimada sobre salarios.

Por estos motivos es que por medio de este proyecto de ley se va a pasar a recaudar mucho más. Es imposible pensar que de las 60.000 personas más ricas del país –que, en general, reciben sus ingresos de las utilidades de sus empresas o de grandes rentas financieras- se va a recaudar estas cifras que se mencionan. No estoy en contra de que esas personas reciban esos ingresos, porque arriesgan todo su capital en pos de la renta de la empresa, invierten todo su capital en ella, dan trabajo a mucha gente y generan innovación; estoy a favor, pero va contra toda lógica, no se puede decir que gravando las rentas del trabajo sólo del 10% más rico de la población se pase de recaudar U$S 150:000.000 en 2005, pasarán a percibir U$S 360:000.000 por año y que mucha gente va a pagar menos. Es decir que se nos está diciendo que quizá 10.000 personas van a pagar más de U$S 210:000.000 adicionales por año, algo que nadie en su sano juicio puede creer. Es verdad que mucha gente –no creo que tanta- va a pagar menos, pero que no se diga que se trata de 66.000 personas, de las que estoy seguro que el 90% no cobra ningún ingreso salarial y que, en muchos casos, recibe sus ingresos desde el exterior, motivo por el cual está exonerada del pago. Tal es el absurdo de esa afirmación que se repitió aquí y la reitera constantemente el Poder Ejecutivo a través de todos los voceros del Ministerio de Economía y Finanzas; el propio Senador Rubio mostró un cuadro donde más de 90.000 pasivos, sólo pasivos, iban a pagar con este impuesto a los sueldos que nos regala el Gobierno del Frente Amplio, más que con el actual.

Por los motivos expuestos, expreso que el Partido Colorado va a votar en contra de este proyecto de ley.

 

 

 
  Lista15 - Partido Colorado - © CopyRight 2006
Martinez Trueba 1271 Sala 3 - Montevideo - Uruguay - Tel: 410 4301 - Fax: 410 4245 - Contactar