La Cumbre del Fracaso

La Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno llevada a cabo los pasados 3, 4 y 5 de noviembre en Montevideo, no hace otra cosa más que reafirmar el fracaso de la política internacional del gobierno. No solamente la del Canciller, sino también la del Presidente. Las notorias ausencias son fruto del desinterés que despertamos en el mundo, aún en el más cercano y supuestamente amigo. Mucho nos tememos que Uruguay y en especial su Presidente no tiene amigos, lo cual para un país pequeño es muy peligroso.

En total, 8 de los 22 jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica se ausentaron a la reunión; los países no representados por sus dignatarios máximos son: Brasil, Cuba, Perú, Venezuela, República Dominicana, Panamá, Nicaragua, y Guatemala. Sin una presencia de los líderes estratégicos de la región no se pueden llegar a acuerdos sustantivos de cooperación real y menos faltando el país mayor del cono sur, casualmente presidente pro – témpore del MERCOSUR, Brasil; país que además es el único que puede ponerle un “stop” a las pretensiones hegemónicas totalitarias del presidente venezolano financiadas por dólares sacados de su interminable banco de petrolero.

En realidad podríamos decir que faltaron 9, ya que Kirchner de hecho no vino. Baste para ello transcribir dos citas del diario argentino La Nación del domingo 5 de noviembre: “Estuvo 18 horas en Montevideo, faltó al acto inaugural, a la cena de honor, a la foto oficial y a las dos últimas sesiones de debate de la Cumbre Iberoamericana”, “En medio del conflicto con Uruguay, el presidente argentino quiso estar en Montevideo sólo para cumplir con Zapatero. Ya desde hace una semana decía entre sus colaboradores que si no hubiera sido por eso se habría quedado en Buenos Aires. En medio del conflicto con Uruguay, el presidente argentino quiso estar en Montevideo sólo para cumplir con Zapatero. Ya desde hace una semana decía entre sus colaboradores que si no hubiera sido por eso se habría quedado en Buenos Aires”.

Sin 8 de los 22 jefes de Estado y de Gobierno, y faltando muchos de los más importantes, es imposible que la cumbre salga de las veleidades y buenas intenciones para convertirse en algo concreto por el progreso de las naciones: “ …al final esta cumbre se resume en una serie de brillantes reuniones sociales, en un torneo de frases bonitas que hablan de hermandad y espíritu solidario, en una fotografía general en la que aparecen abrazados y sonrientes personas que poco antes se decían cosas muy poco agradables y por fin, una declaración hueca y cargada de retórica que dice muy poco y no soluciona nada. ”

Algunos hechos nos pautan los grandes problemas. En medio del conflicto con Argentina, el presidente Néstor Kirchner llega a Montevideo pero los asambleístas entrerrianos han vuelto a los cortes de las rutas que comunican nuestro país con la vecina orilla. En esta oportunidad con muro incluido.

La ausencia del presidente Lula, conjuntamente con la noticia de su acercamiento a Estado Unidos reafirma dos cosas. En primer lugar las vagas intenciones de integración americana que tiene el primer mandatario brasileño, y en segundo término, que Brasil tiene intenciones ocultas de hacer lo que le impidió hacer a Uruguay. Recordemos que las relaciones de Brasil con el resto de los países del continente no pasan por su mejor momento. A modo de ejemplo, el conflicto que tiene con Bolivia por la nacionalización de los recursos gasíferos, que afectan los negocios de Petrobras en la nación mesopotámica. Si a esto le sumamos las declaraciones sobre el Presidente Kirchner y la poca disposición de acercamiento con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien es visto por Brasil como una amenaza para su hegemonía en la región, la película está completa. En este último aspecto debemos detenernos un poco más; tanto es el recelo que el parlamento de Brasil no ha ratificado la entrada a Venezuela al MERCOSUR y de hecho, el Poder Ejecutivo de Brasil le ha otorgado a aquel país un plazo de 180 para definir los términos de la entrada y para que Venezuela acate las “reglas de juego” del bloque, lo que implicaría la liberalización de las importaciones y de las restricciones a la compra de divisas.

Pero mientras Brasil al menos reconsidera la entrada de la República Bolivariana al MERCOSUR, en Uruguay el parlamento ratificó el pasado jueves la entrada de Venezuela al bloque. Tal hecho acaeció a las 04:10 horas de la madrugada del jueves 2, según confirmó a medios de prensa la bancada oficialista, única presente en tal instancia. Nuevamente el avasallamiento de cualquier procedimiento, al menos decoroso, para la institucionalidad del país, otra vez la burla y el desdén sobre la actividad parlamentaria. Cada día más cerca de una dictadura constitucional.

Las Cumbres suelen servir no por las vacías, consensuadas e inocuas declaraciones finales sino por las relaciones y los temas que se tejen y definen. Uruguay con Lula y Kirchner presentes hubiera podido encaminar una vía para su diferendo con Argentina, es por eso que Lula no vino. La Cumbre Iberoamericana pone “broche de oro” a la paupérrima política exterior de la actual administración, poniendo de manifiesto el aislamiento del Uruguay con el mundo y el poco realismo de la integración americana en el contexto actual. En una Latinoamérica dividida por conflictos, en la que no hay garantías democráticas ni institucionales es poco probable que se pueda alcanzar la integración y también es poco probable que se logren atraer inversiones que traigan crecimiento y trabajo a nuestros países; pues si espantamos a los inversionistas con nacionalizaciones, cortes de ruta, piquetes, “dictaduras con votaciones”, etc. es poco probable que se confíe en sus potencialidades.

El diagnóstico no es alentador, mas no está todo perdido aún, en lo que respecta a nuestro país es necesario que el gobierno tome posturas realistas sobre los temas que importan, que sus dirigentes salgan del mundo de la Guerra Fría y vean cómo es el mundo actual.